
La Renovación Carismática Católica nació en
los Estados Unidos en el año de 1966. Todo empezó con un grupo de profesores
miembros de la universidad de Duquesne del Espíritu Santo, en Pittsburg, dedicados
al servicio de Cristo en vanas actividades apostólicas, quienes sentían que
algo les faltaba en su vida cristiana personal.
Conscientes de que la fuerza de la
comunidad cristiana primitiva estuvo en la venida del Espíritu Santo en
Pentecostés, empezaron a orar para que ese divino Espíritu manifestara en ellos
su presencia llena de poder de su propia vida espiritual y del trabajo
apostólico. Del viernes 17 al domingo 19 de febrero de 1967 unas treinta personas
hacen un retiro de fin de semana, “el retiro de Duquesne”. Todo el sábado 18 lo
pasan en oración y
estudio. Por la noche oran para pedir el bautismo en el Espíritu Santo, y muchos de ellos tuvieron la certeza espiritual, confirmada por la transformación interior y por la manifestación de dones del Espíritu Santo, de que su oración había sido escuchada.
estudio. Por la noche oran para pedir el bautismo en el Espíritu Santo, y muchos de ellos tuvieron la certeza espiritual, confirmada por la transformación interior y por la manifestación de dones del Espíritu Santo, de que su oración había sido escuchada.
Gozaron la experiencia de un
Pentecostés personal y en comunidad. Fue para ellos una verdadera
“actualización de Pentecostés”.
El sábado 4 de marzo de 1967 un grupo de unos
treinta estudiantes universitarios se reúne en casa de Kevin y Dorothy
Ranaghan. Un profesor venido de Pittsburgh comparte lo sucedido en Duquesne, y
el 5 de marzo el grupo entero pide la imposición de manos para recibir el bautismo
en el Espíritu Santo, con sus dones y sus frutos, y que así sus vidas sean más
plenamente cristianas.
La respuesta no se hizo esperar. Ante todo,
experimentaron un profundo cambio interior: fueron hechos “hombres nuevos”,
pero también recibieron carismas del Espíritu Santo para dar con audacia
testimonio de Jesús en el mundo actual.
Se cuentan por millones los que aseguran que este seminario, común en los grupos carismáticos de oración, transformó su vida y su relación con Dios.
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